Nota: Ejecutivos uruguayos cuentan cómo afrontan la pandemia del COVID-19 en el exterior

La semana pasada salió en el suplemento “El Empresario” del diario “El País” de Uruguay, una nota titulada “Ejecutivos uruguayos cuentan cómo afrontan la pandemia del COVID-19 en el exterior” que podés leer acá. Para la nota me enviaron una serie de preguntas, con lo cual terminaron confeccionando ese breve párrafo, y como no me gusta desperdiciar trabajo, te comparto acá las preguntas y respuestas completas con más reflexiones sobre el tema y cómo lo estoy viviendo y lo estamos viviendo en Abstracta.

¿Hace cuánto que está en el país? ¿Cómo llegó?

En julio de 2019 me mudé de Montevideo a Berkeley, California, Estados Unidos, junto a mi esposa que comenzó a investigar en la Universidad de California en el área de bioquímica. Por mi parte vine con la motivación de acercarme más a los clientes que tenemos en Abstracta acá en Silicon Valley, buscando estrechar vínculos y buscar nuevas oportunidades.  

¿Qué lugar tiene en la empresa y cómo accedió al mismo?

En el 2008 fundamos Abstracta, así que soy uno de los socios fundadores, y desde hace unos años tomé el rol de COO (Gerente de Operaciones). Brindamos servicios de testing y verificación de calidad de productos de software en diversas industrias, desde el sector bancario, salud, transporte, e-commerce y otros. 

¿Cómo impactó el coronavirus en el negocio? 

Hoy tenemos un equipo de más de 120 personas distribuidas en Montevideo, Salto, Juan Lacaze, Santiago de Chile y Estados Unidos, y algunas personas trabajando remotas desde Costa Rica y desde diversos puntos de Uruguay (Trinidad, Atlántida, Santa Lucía, etc.). Además, la mayoría de los clientes están en Estados Unidos y en Uruguay. Si bien la industria del software no se ve afectada directamente, se ve muy impactada por las industrias donde actuamos. En nuestro caso tuvimos un impacto de un 20% de reducción de la demanda y en algún momento llegamos a tener entre un 20 y un 25% de la capacidad operativa sin asignación, o sea, sin facturar. En un inicio la incertidumbre fue enorme, cuando empezamos a ver que varios clientes nos planteaban recortes, se cancelaban proyectos o se frenaban procesos de venta, nos asustamos bastante preguntándonos hasta dónde seguiría esto. 

¿Cambió algo? ¿Qué debió modificar? ¿Se tuvo que reinventar profesionalmente? ¿cómo gestionó los recursos humanos?

Primero que nada, no le llamamos “recursos humanos” a las personas 🙂 es algo con lo que insistimos mucho y es parte de nuestra cultura. 

El primer cambio que hicimos como empresa fue ajustar los objetivos. De un día a otro nuestro objetivo principal pasó a ser apretar los dientes y pasar la tormenta con todo el equipo a flote. Si lográbamos pasar todo esto sin tener que mandar a nadie al seguro de paro, para nosotros ya iba a ser un éxito, incluso si eso significaba no tener ganancias. 

Ya teníamos una política bastante flexible con el equipo para trabajar remoto (a no ser algunos casos puntuales con algunos clientes de Uruguay que aún exigen trabajar en sus oficinas). En nuestro equipo algunos ya trabajaban remoto a diario, otros solo cuando necesitaban, ya que la gente valora ir a la oficina, valora el encuentro y el trabajo cara a cara. Como es de imaginar, esto fue algo que tuvimos que adaptar rápidamente. Además de trabajar remoto, nos preocupamos mucho por cuidar al equipo y brindarles todo lo que necesitaran, acompañando las necesidades concretas y asegurando que cuidaran su salud desde distintos aspectos. Contamos con un equipo de People Care y de líderes que hicieron un trabajo asombroso y según nuestro relevamiento el 100% del equipo logró sobrellevar lo más duro del distanciamiento físico sin mayores problemas. Organizamos diferentes actividades para dar soporte (desde formularios para relevar ciertos aspectos para conocer cómo cada uno iba llevando la situación, articulamos una red de contención y soporte, siempre hubo un equipo de psicólogas a disposición e insistimos en la flexibilidad horaria). Además, buscamos actividades que en cierto grado suplieran lo que nos faltaba, el contacto y la sociabilización, incluso bajo el lema de “que el distanciamiento sea físico y no social”. Fue así que implementamos “afters virtuales” y muchas sesiones de capacitación, actividades que nos convoque a realizar cosas juntos. Dentro de estas cosas incluso organizamos clases de cocina juntos, yoga y Tai Chi. Compartimos una lista de música colaborativa, recetas, actividades que cada uno hace en su casa como huertas.  

Por suerte hoy podemos decir que superamos el objetivo. No sólo no tuvimos que despedir a nadie sino que ya volvimos a reactivar las contrataciones (la semana pasada tuvimos dos nuevos ingresos y planificamos algunos más en el corto plazo). Además, se reactivaron las oportunidades comerciales y ya comenzamos proyectos nuevos. 

De hecho, estábamos en obras de nuestra nueva oficina en Montevideo; una oficina que fue pensada para fomentar el encuentro y promover la integración con quienes están trabajando remoto. Nuestro equipo trabajó mucho con la Arq. Valentina Moro sobre nuestra cultura y forma de hacer las cosas para que el espacio nos representara. La verdad es que ahora que el equipo en Montevideo está empezando a volver y eso nos tiene a todos muy entusiasmados.

¿El Gobierno ayudó y cómo?

Tuvimos en cuenta la opción de seguro de paro parcial. La ofrecimos principalmente a los padres y madres que quisieran reducir su horario laboral para poder atender su hogar, niños o familiares, pero solo una persona aprovechó en beneficio por un período corto de tiempo. 

¿Cómo impactó en su vida? ¿Qué hizo de nuevo durante la pandemia, aprendió algo nuevo?

El impacto que tuvo en mi vida fue en la rutina como a todo el mundo, viajes y conferencias cancelados. Implicó reenfocar esfuerzos y replanificar actividades. Por ejemplo, al no poder asistir a eventos y expandir la red de contactos de esa forma, comencé un Podcast relacionado al testing y calidad de software para poder tener más llegada al mercado Norteamericano, mientras al mismo tiempo comparto entrevistas con referentes de la industria lo cual brinda acceso al conocimiento a todos los que les interesa el tema.

A nivel operativo, en el día a día, ¿cómo hizo para superar el cambio? ¿en qué le cambió la rutina? ¿cómo superó el cambio en ese país?

Yo ya me había habituado al trabajo remoto. Vivo en Berkeley y tenemos una oficina en San Francisco que queda a 40 minutos. Solía ir dos o tres veces por semana, solo cuando tenía reuniones, meetups, eventos planificados. El resto de los días los trabajaba desde mi casa. Ahora pasé a trabajar 100% en mi casa, donde asisto a algún meetup de manera remota, pero muy poco, porque en realidad se pierde la parte que a mí más me interesa, de poder hacer networking, conocer y conectar con personas. Una de las cosas que me ha ayudado a conectar con gente nueva o a estrechar lazos, es el podcast que inicié y el estar más activo en redes sociales. Por otro lado, he estado utilizando una plataforma llamada LunchClub que te permite agendar reuniones, ahora virtuales, con otras personas en tecnología con intereses similares. 

Luego hay cosas puntuales más de rutina, como no salir más que lo indispensable, ir menos al super, priorizar las compras online, buscar espacios abiertos donde uno pueda hacer deporte sin mayores riesgos. 

¿Pudo reorganizar su vida bien o le costó? ¿cuánto?

Considero que tuvo altibajos, más que nada en lo emocional. La incertidumbre inicial, la preocupación por mantener el equipo, por la familia y los amigos a la distancia, los ajustes a las rutinas o incluso el pensar en los objetivos de por qué nos vinimos a vivir en el exterior que no podríamos cumplir…

¿Cuándo volverá a la oficina? 

No tengo planes aún de volver a la oficina hasta que se reactiven los eventos en San Francisco, lo cual no sé si sucederá hasta el próximo año. En Uruguay el equipo ya está volviendo en forma ordenada a las oficinas. 

¿Comenzó alguna actividad, rutina, clase para sobrellevar esto?

Durante las primeras semanas comencé con meditación, luego pasé a yoga (que veo que puedo combinar meditación y ejercicio). Ahora estoy recuperando más mis rutinas de correr y bicicleta. Otra actividad que recuperé, que no había tenido oportunidad de hacer desde mi adolescencia en el campo donde me crié, en la Ruta 11 a 5kms de Atlántida, fue la de sembrar una huerta, en esta oportunidad en el patio del fondo. Esto me ayuda a ver de manera más tangible el tiempo que hace que estamos en esta situación, porque ya estoy cosechando lo que planté las primeras semanas…

Pequeña muestra de la quinta del patio del fondo 🙂

¿Seguirá en el país?

Sí. Estaremos un tiempo más acá, por suerte las restricciones a las visas impuestas por la administración actual de Estados Unidos no nos afectan a la que tenemos nosotros. 

¿Cómo ve el futuro?

El impacto es sobre todo cultural. En la industria del software este empuje ayudó a demostrar que podemos trabajar de forma remota sin un impacto negativo en la productividad o en los resultados. Los clientes de Estados Unidos ya lo tienen claro porque siempre trabajamos remoto para ellos, pero esto es especialmente importante para empresas en Uruguay, en particular para los organismos gubernamentales. Este cambio y esta apertura puede significar una oportunidad para que más gente pueda trabajar desde el interior del país. Descentralizar lo que se puede descentralizar. Imagino un Uruguay, donde ya se puede estudiar informática desde cualquier lugar, que también se pueda trabajar desde donde quiera. En esto se ve otra vez un cambio cultural en las organizaciones. Esto trae muchos beneficios, desde el impacto directo en las oportunidades y el bienestar y salud de cada persona hasta para reducir el tránsito en Montevideo. 

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